lunes, 10 de marzo de 2014

Caes...me atrapas,
de poco a poco enredados piel a piel.
Hay un ahora, y más no hay nada.
vamos revolviendo todo,
vamos preguntando menos,
vamos mirándonos más.

-¿Qué invocas cuando me besas?-
-¿qué te despierta en la noche intranquila?-

Me gustaría estar en tus zapatos y tu camisa
revuelta como me sabes,
sólo para ver a través de tus ojos cálidos
detenidos sin espanto.
Tu voz me dice de ese modo que vas sucumbiendo
ante el anhelo de mi diosa interna de tenerte
¡Oh ese suspiro!
¡ese respiro que fue mi nombre!
¡Tu tacto habla!

Amo tus cicatrices y tus humos,
tus violencias se me oscurecen ante la verdad.
Un abrazo reparador ya no es mi remedio: es mi fuga.

Voy soltando, hasta que arde, y vuelvo.
Repito. Repito y avanzo.

¡Historia es la que hacemos mientras cabalgamos!
Navajas, dame navajas luego de atarme,
porque me sigo sintiendo libre,
a ver si expío mi alma.
Amárrame más, aunque no sea necesario.
tengo tu carnada, y tú, exquisito caíste otra vez.

Lo amas. Lo sé. Me sabes. Me tienes.

Alcánzame en la ráfaga antes del exilio
dame una más de tus bondades,
pues la llave delicada se inactivará para siempre cuando me vaya.

Nada me dice que seas tú.

Pero te quiero conmigo.