domingo, 30 de diciembre de 2007

Hay Algo en Tí...

Me inspiras como si algo de tí conociera hace siglos, como si hubiesemos volado juntos antes y me haces sentir que soy una dama, aunque soy una niña todavía... Me ilusionas caballero. Me llenas de eso que no se siente siempre, pero que a mí, me da la vida.

Ven a vivir conmigo, esto que no es un cuento.



viernes, 9 de noviembre de 2007

¡Bota la puerta!

Corre, di lo que quieras, aléjate, cállate, cierra tus oídos y tus manos, tu cabeza a mis caricias, tu boquita que alguna vez posé en la mía, en ese besito hermanable, ¡aléjala! ¡Mátame si quieres!, y sigue corriendo, continua este juego sin fin, de recados y demases sin titulo ni lector.

Pero cuando de tanto llorar te hayas cansado, y de tantas patadas la puerta se caiga, ahí estaré, del otro lado, haciendo lo mismo que tú, como un espejo, porque jamás podrás borrar todo lo vivido, y te esperaré con un abrazo y una sonrisa, como siempre era, y derribaremos esa puerta maldita de silencios intermitentes, de distancias y lejanías que fuimos construyendo y que de un momento a otro se cerró sin poder colocarle traba para que te fueras para siempre ni manilla para abrirla sin violencia.

domingo, 7 de octubre de 2007

Florecita Rockera [Aterciopelados]


Cómo echarte flores
si eres un jardín
con esos olores
me siento morir.

Florecita rockera tú te lo buscaste
por despertar mi pasión
encendiste mi hoguera
no tienes perdón
te pondré en una matera.

Cómo darte besos
mi flor de alhelí
con esos colores
yo palidecí.

Cómo trasplantarte
a mi corazón
cómo no cortarte
desde la raíz.

Mira que tu tienes el candor
a flor de piel
y además siempre estás
fresca como una lechuga.

Soy el picaflor
que chupará toda tu miel,
soy el picaflor
que chupará toda tu miel,
soy el picaflor.

Florecita rockera
tu te lo buscaste por
despertar mi pasión
encendiste mi hoguera
no tienes perdón
te pondré en una matera

María Derrumba mi Rumba [La Mano Ajena]


Rostro de rosa pálida
de follaje tierno
el embrujo de tus ojos
me ha nublado el cielo.

Candil, en tus senos se extinguió mi voz,
morí en tus pétalos de ciruelo en flor.

Mi rumba amor
ay! no, no me consuela
con cada copa rota
lloro mi condena
y empuño tu nombre que llevo clava'o en el corazón.

María, morena María
María, ojos negros María
María, te quiero María.

viernes, 5 de octubre de 2007

El Tiempo se acabó

Te ví por la ventana, te hice señas de "espera" y corrí una escalera.
Me divertí en el camino, pensando qué haría contigo, pasé al baño a arreglarme para tí y acomodar el regalo que te tenía.
Bajé lentamente la escalera otra vez, para que la espera te hiciera ansias de mi.
Y cuando llegué abajo cerré los ojos y salí corriendo.
¡Qué ridícula!. En tu lugar sólo había una carta que decía: "Te esperé eternidades y mientras me deshacía en ansias, hubo alguien que me armó de nuevo con las caricias que tú no me diste".

Prohibido

Esas cosquillas que me dan cuando me miras,
cuando te acercas mudo, sin decir palabras,
y yo tampoco puedo decir mas nada,
y por eso, mi cerebro estalla pensando mil cosas y situaciones,
buscando la forma de arrancar de tí aunque estés en todas partes,
buscándome, porque tu mirada es un espejo de la mia,
sientes lo mismo y debo huir, escapar de esa boca que me hace burla
de no ser para más que mirarla.

Y trabajas conmigo, tan profesional,
tan capaz de todo, tan creador de mundos ficticios en tu cabeza,
tan vulgar a mis suspiros, instantáneo a mis cariños.
Siempre atento a lo que busco
a lo que quiero.

Si tan sólo leyeras mi mente un segundo
¿qué harías?
creo que tambien saldrías de inmediato de mi vista,
porque sabrías que si te acercas demasiado
mi corazón moriría de una taquicardia explosiva
porque mi cuerpo herido ya no aguanta bruscas sorpresas.

Si detrás de ese "cómo estás" hubiera un te quiero
que no es de amigos, podría estar segura de abrazarme fielmente de tu espalda
y no pensar en nada del mundo hasta siempre por los siglos de los siglos.
Pero nada de eso, pues, tan hermoso
como lo es verte caminar por ahí
siempre donde voy, no se debe.

Me quedo abrazándote y luchando conmigo misma
antes de dañar al resto.

Me escondo en el sonrojo de mis mejillas
y en el rubor de tu carita sonriente,
aun cuando me gustaría esconderme en tus abrazos de niño.

Quizás en un futuro, quizás algún día te lo diga.
Quizás cuando nada de esto exista
o se haya extinguido el sol de tu cabello.

martes, 2 de octubre de 2007

Cómo transplantarte a mi corazón

Si fuera de verdad una florecita rockera como alguna vez me escribiste, esa olvidada en el viejo hotel, la que colocara la música en esos lugares que pisan las huellas aterradas. Esa que cortas para darme cuando me miras fijo.

Esa florcita que mataron, o la que anda de mano en mano de tu carne, no importa como le llamen, no importa como le miren.

Si esa flor fuese yo, podria tener colores preciosos y luminosos, florecería en primavera y en el polen desparramado en el movimiento de mis pétalos de ciruelo, suavemente, se disiparían muchos amores, muchos recuerdos mirando por la ventana. Se irían, por ejemplo oscuras piedras de mi vida, y alejarse de mi corazoncito parchado, con ese observador mágico que no habla con palabras, podria fugarse ese corazon, o rematarse, buscar una alternativa, poner este corazón en venta.

Si supieras al ritmo que corren mis pensamientos no entenderías en qué minuto pienso. Porque quien entienda el completo significado de esta obra no diría ni una sola sílaba de comentario.

Si me entregaras cada día un pedacito de esa flor que yo fuera, recogido por allí, botado por la calle, entre las hojitas de un árbol, o las plumas de un ave.

Si dieras la última flor de tu vida para mí, o la última flor en tu vida a mí, podría quizás florecer.

domingo, 9 de septiembre de 2007

Me paso el día

Pensando esto y lo otro, me he pasado estas últimas semanas. Escribiendo lo que quizás algún día publique, la canción que no canté y que amo escuchar, los sonidos que no me atreví a compartir contigo, la culpa de enamorarme siempre del hombre que no me conviene, el casado, el infiel, el mentiroso, el monótono, el ególatra...Todo en el mismo saco, hacen una gelatina mañosa en mi cabeza aburrida, tocada por las gotas de lluvia muerta que cae y cae sin decir por qué, ni cuestionarse absurdamente la vida como yo lo hago todo el tiempo.

Días enteros hablando sola con mi cama vacía, mi frazada cariñosa y mi conejo que conservo como el recuerdo de un buen amor...pero de eso nada queda.

Escucho música viejísima, me mareo oyendo y culpándome de que esa letra me habla, o más bien, le dice al oído a mi conciencia desterrada de la moral que no está bien, que esto, que eso, que aquello.

¡Qué más da! si mi sangre me dice lo contrario y no siento que los remordimientos hagan en mi algo más que cosquillas.

Hace bastante tiempo que no escribía estupideces en papel o en las frías teclas de un computador...Hace años que no colocaba mis ojos en alguien que me hiciera alejarme de lo que amo.

Si dejo de asistir, perdón, creo que no es el motivo que ustedes piensan, es solo que no se merece Dios que le juegue en contra con esas ideas.

Tengo una mescolanza más o menos revoltosa en mis intestinos, canto la maldita canción de Regina Spektor y me doy cuenta, ahora, a última hora, que no me llena, que por qué no canté algo que me cegara a gritar algo que sienta de verdad, como las ganas de verte y hablate bajito, leerte un pedacito de Rayuela y decirte como siempre que soy como la Maga, que tengamos un Rocamadour para poder dejar e irnos por París a vagar, contándote que me pasan cosas tan extrañas como a ellos en la historia, como que cuando rio mucho, despues lloro el doble, por eso no me rio tanto como de pronto quisiera...no me pidas que te sonría todo el día, sé que lo pagaré caro, mantén la mirada fija y firme, pero no te enamores corazoncito, que eres tan dulce y yo tan amarga que puede que nos hostiguemos.

Encuentro todo tan absurdo que no espero que alguien lo lea, pero me sirve para desahogar esa gota que me inunda. Me sirve por lo menos para dejar de soñar un rato que todo está bien y que soy la mala de la película que esconde el cuchillo asesino bajo las faldas.

Si al final siempre termino siendo yo la que sufre, lo supera y se vuelve a enamorar, o acaso he respetado las una y mil veces que he dicho "¡nunca más amo a alguien!".

Y qué, si al fin amar es lo más bello que conozco.

Algún día espero decir un Te amo de corazón, cuando lo sienta y estemos muy lejos, pero muy lejos de aquí, quizás viviendo en un campamento gitano, o bailando cueca en Alemania...

sábado, 8 de septiembre de 2007

De Poemas y Melodías

Soy un Poema y siempre mis ojos
se fijan en un compilado de notas
religiosamente prohibidas y lejanas.

Me enamoro de sus sonidos
y sus aromas matizadas
con ternura de miel calentada.

Las rosas siempre se marchitan
y terminan siendo la ahorca
que me hace llorar noches enteras.

Y los besos desparramados
sobre el colchón, el mantel y la bañera
terminan fugándose como humo por la ventana.

Se van viajando para que otros las oigan
se esparcen por los oídos de todos
y ya no quieren que les dé letras.

Son esporádicos como polvo de mariposa,
y así de persistente: como canto de grillo.

Dejan de zumbar en las orejas
sólo cuando otra contagiosa canción
se adhiere al vientre y deja de sangrar.

La otra noche me plasmé a un Re de Piano,
pero cuando se vio la cola se amó demasiado,
tanto asi que fue a adorarse y oirse toda la vida.

Y me dejó desolada, tarareando las notas
que yo y nadie más conocía,
que me enseñó cuando nadie lo quería.

Otro día llorando su tortura, me encontré
con el recuerdo de un violín hecho pedazos
que mentía para ser escuchado

y terminó inventando incluso su propia vida.
entre tanta mentira olvidó su nombre
mas, también la razón de su melodía.

Después de tanta mala suerte
unos ojitos que al titilar hacían musiquita
se me acercaron y en tonos bajos y orgullosos

me hicieron temblar de emoción.
Como todos acabó lléndose por la ventana,
encontró más público en un lado superior.

La última adquisición tengo que llevármela lejos
porque es como una estrella luminosa
no da chocolates ni rosas

pero ama con el corazón,
y quiero guardarlo en un cofre
para que me cante cada mañana

después de hacer el amor
un sol luminoso de guitarra
mezcla de madera y de marfil.

lunes, 20 de agosto de 2007

Mi pequeño amante.

Ven a jugar a mis cabellos,

Cántame una canción al oído,

Un arrurú de mil cariños,

Niño hermoso de mis mañanas.


Ven y haz música conmigo,

Enséñame a ver la vida de otro modo.

Regálame la sonrisa más bella

Esa que solo tus ojos oscuros me entregan.


Me estas enloqueciendo, bebito risueño,

Tu blanco rostro se cala en mi pecho

Y tu voz pueril me desboca los oídos,

Te contemplo… te admiro,

Te oigo como oye el campo a un grillo,

Y al amanecer están tus manitas

Tomando mi cintura,

Estas vaciándote en mí, mi niño.


Cómo hago ternura mía,

Si mis pasos te llevan diferencia

Tantos años de pestilencia

Mi vida no tiene ese gozo

Que yo sólo en tus labios encuentro.


Tu boquita encantadora,

Me fascina, me enamora,

Cuando vas por el pasillo,

No se que es más blanco:

Si la pared o tu esplendor

De fiera agazapadora.


Déjame profanar tu cuna,

Ser estrella de tu cielo,

Profesora de tu curiosidad,

La mujer de tu amor primero.


Te busco, te busco,

¡no estas acá conmigo!

Y yo te sigo pensando

Con el más inocente cariño.

jueves, 9 de agosto de 2007

Quién fuera gato

¡Paren de gemir allá afuera estúpidos!
¿no se dan cuenta de que mi techo no es motel?
¿Que desde la distancia la voluntad se acaba
y vuelvo a pensar en el maullido típico
de una respiración semiartificial
que suponía gritar verdades al viento?

Dejen de tirar aquí, casi al lado mío,
encima de mí, ¡en la ventana!
¡dónde les quedó el pudor gatos condenados!
haciendo orgías para que el resto de los seres los vean y escuchen.

Si fuera gata, quizás no me dolería tanto Agosto.
Me quejaría de otra forma.
Pero por ahora, no hay más remedio.
Sólo puedo mirarlos, y disfrutar con ustedes

martes, 7 de agosto de 2007

Final


La campanilla dejó de sonar y toda la casa se inundó de él.

Me sentía casi muerta no se oía ni mi corazón palpitando

ni mi respiración, ni el viento.

El silencio estaba allí, pegándose a todas partes.

Y yo, sin poder despedirme, cuado se apoderaba de mí,

cuando me dejó muda en un segundo.

Ni siquiera alcance a musitar un adiós.

Perdida Esperanza

Entré al cuarto de los recuerdos y sembré su ropa, su perfume incluso sus uñas, esperando cosechar muchos iguales a él.

Espere la vida entera, y de la regadera de sus pertenencias, ahora comprendo que si pudieran haber miles como ese, no me hubiera fijado en su forma diferente, porque muchos de allí nacieron, pero ninguno con la esencia intacta de su persona cautivadora.

¡Odio a mis vecinos!

Cuatro y media de la madrugada de un miércoles de agosto y los gritos no me dejan dormir.

Son mis vecinos celebrando que el hijo menor de la familia de al lado salió de la cárcel.

Cinco y cuarto de la madrugada, mismo día. Otra vez los gritos y la primera quebrazón de botellas.

Un cuarto para las seis y despierto de nuevo. El griterío de una mujer ebria me hace mirar por la ventana.

Se trata de la vecina de la tercera casa, quejándose porque el marido le miro las piernas y le dio un agarrón a la de la quinta casucha de la vuelta. Comienza a pegarle bruscamente al marido, cuando se levanta el borrachito José y defiende a su sobrina.

Mientras tanto, el ex convicto, revienta una botella de vino en la ventana, como si esta fuera una señal para que todos tomaran lo que fuere y comenzaran a sacarse la cresta unos con otros.

Dos minutos mas tarde, el lloriqueo de los cabros chicos moquillentos.

Cinco para las seis, un sobresalto repentino, como el sonido de disparos, y el inmediato silencio, me lleva otra vez a la ventana:

Se ve un tipo todo ensangrentado, y el recién llegado con una pistola en la mano.

No pasan cinco segundos y marco el número de la ambulancia y de los pacos, cuando siento otro bochinche afuera. Esta vez era el amigo del finadito que vocifera incendiar la casa de los abuelitos del criminal y un par de portazos indica que debo marcar de nuevo el número que me faltaba: bomberos.

Seis y cuarto, dos heridos en la calle por el arma de un bravucón y el fósforo alcanzo la cortina de la ventana rota en la casa de los inocentes abuelos.

Un par de minutos mas tarde, se oyen las sirenas tantas noches escuchadas.

Seis treinta, muchos detenidos, varios heridos, un muerto y una fatalidad mayor evitada, me levanto para ir a trabajar, y en todas partes me preguntan por que odio a mis vecinos.