Descansaría en tus brazos ahora, en el bosque, en el pasto,
en la laguna. Podría estar todo el día en mi caja de la nada, guardando un beso
para el final. Podría sentir tu futuro en las líneas de tu mano, desbloquear tu
pecho y sus disonancias, ver en tus ojos tus cruces y tus anhelos, observar tus
labios al cantar, reconocer tus gestos cuando te molestas y escucharte
respirar. Podría enamorarme. Claro que podría…porque el tiempo pasa divertido a
tu lado, y cuando estás lejos, deseo que crezcas y que disfrutes. No te amarro,
ven cuando quieras. Pero ven, porque te extraño.
Son sólo ideas paseando en mi cerebro.
sábado, 22 de julio de 2017
Coincidir en la vida contigo ha sido perfecto:
eres deliciosa, y sabes a lo que me refiero…
esa manera tan bonita de amar que tienes,
desglosada en cada pequeño gesto realizado con detalle,
desde abrir un pañuelo de tissue,
cuán fuera una palomilla,
hasta hacer lo cotidiano, un arte.
Tu mirada vibrante, mientras te deleitas
De los brillos y colores,
Y verte sonreír cuando reconoces
Una melodía titilante.
Estás envuelta en ecos profundos,
Tan indómitos, tan rebosantes,
Que la fogosa interpretación que
haces
De todo, a tu alrededor,
Tiene más valor que el tiempo que
te evade.
Lejos de ti,
No hay sabidurías ni ensueños;
Ni promesas, ni altares de
soberbia.
Eres la iluminación,
¡Mi iluminación radiante!
viernes, 25 de diciembre de 2015
Me dejaste suspiros tan hondos como el vacío y una cancioncita resonándolo todo.
La piel, me la dejaste llena de besos tan puros como tu mirada y tu verdad...
¿Qué hacer, si nuestro tiempo no es, pero te quiero?
¿Cómo le explico a mis manos que no te tocarán más así?
¿Dónde dejo ahora mis caricias si no es en tu espalda?
La piel, me la dejaste llena de besos tan puros como tu mirada y tu verdad...
¿Qué hacer, si nuestro tiempo no es, pero te quiero?
¿Cómo le explico a mis manos que no te tocarán más así?
¿Dónde dejo ahora mis caricias si no es en tu espalda?
domingo, 25 de octubre de 2015
Se me fue el hambre, el sueño, el olfato y las ganas de
hacer cosas. No dejan de venir a mí, recuerdos, sensaciones, palabras…
Y pienso: "no estábamos tan mal", pero su incomprensión
gatilló un final que no buscaba, no esperaba y menos quería, porque todavía lo
amo, lo extraño y lo cuidaría por siempre.
Pero entonces, ¿dónde quedo yo? ¿Y mi sensación de
vulnerabilidad frente a mis miedos? ¿Le importa, acaso, si me siento cómoda en
algunas situaciones, o si otras me gatillan flashbacks incontrolables? ¿Dónde
queda su empatía frente a mi fobia, y dónde quedó su comprensión por algo, que
él sabe, me cuesta tanto?
No sé en qué palabra cruzó esa barrera intransable, y yo no
sé en qué momento puse ese punto de quiebre de “hasta aquí, y no más”,
pero fue uno de los avances que logré para poder continuar viviendo.
Sus
palabras fueron más crueles de lo que sonaron, porque me demostró que sí es
capaz de presionarme en esos temas delicados, y que sí pudo, a pesar de todo el
amor que me jura tener, agredirme, porque si no entiende que me agredió es un
completo imbécil.
¿Y en qué punto estoy ahora? Todavía me preocupa explicarle
los motivos, mis motivos, porque yo quisiera que nunca le hiciera eso a nadie
más, por último.
Por muchas cosas bonitas que sienta por él todavía, creo que
no podría dejar que me toque de nuevo, que me bese con ternura, o que me haga
el amor, porque siempre recordaría ese momento. No es que esté impedida de
amarle, es que en vez de intentar abrir una puerta de vidrio, le tiró una
piedra. Y era mi puerta de vidrio, que me costó tanto armar para que nadie más,
nunca, ni siquiera quien más amo, me pudiera hacer daño, porque en mi
tratamiento por abuso sexual infantil, al fin entendí que no voy a olvidar esos
daños, pero sí puedo establecer límites.
lunes, 10 de marzo de 2014
Caes...me atrapas,
de poco a poco enredados piel a piel.
Hay un ahora, y más no hay nada.
vamos revolviendo todo,
vamos preguntando menos,
vamos mirándonos más.
-¿Qué invocas cuando me besas?-
-¿qué te despierta en la noche
intranquila?-
Me gustaría estar en tus zapatos y tu
camisa
revuelta como me sabes,
sólo para ver a través de tus ojos
cálidos
detenidos sin espanto.
Tu voz me dice de ese modo que vas
sucumbiendo
ante el anhelo de mi diosa interna de
tenerte
¡Oh ese suspiro!
¡ese respiro que fue mi nombre!
¡Tu tacto habla!
Amo tus cicatrices y tus humos,
tus violencias se me oscurecen ante la
verdad.
Un abrazo reparador ya no es mi remedio:
es mi fuga.
Voy soltando, hasta que arde, y vuelvo.
Repito. Repito y avanzo.
¡Historia es la que hacemos mientras
cabalgamos!
Navajas, dame navajas luego de atarme,
porque me sigo sintiendo libre,
a ver si expío mi alma.
Amárrame más, aunque no sea necesario.
tengo tu carnada, y tú, exquisito caíste
otra vez.
Lo amas. Lo sé. Me sabes. Me tienes.
Alcánzame en la ráfaga antes del exilio
dame una más de tus bondades,
pues la llave delicada se inactivará para
siempre cuando me vaya.
Nada me dice que seas tú.
Pero te quiero conmigo.
miércoles, 18 de diciembre de 2013
"Esto es de la noche en que
caminamos en las nubes y
el frío empalideció.
La concepción
de los temores heredados,
fue invisibilizando todo."
Como los árboles, apacible,
y rodeado de luz
te observo, gloriosa de que
digas mi nombre.
Me animo a sentirte libre,
porque aunque fugaz
tu danza ondulante
como hojas tambaleantes,
cuan disparo, me atrae.
Me tienes, lo sabes,
y aún libre,
vuelvo a tí.
Gastaría mis horas plutónicas
por anidar tu pecho,
por rasgar camisas que me aten.
Sin tormentos de perderte,
voy quedándome
eufórica en tu deseo.
Me pierdo, sin caos...
me equilibran las huellas
exactas de tu piel
y el simple arte de tocarte
me hace viajar a venus
con ganas de creer.
Eres lo perenne del verano,
la ilusión óptica de la bondad,
para mí, el escape y
la enajenada música
que tiene tus letras,
y tus tonos.
Bajo tu cama entusiasmada,
mis ropas guardarán
una pizca de pereza
en tu calma y en tu risa,
en tus besos y tus huellas
para fundirse más.
Amaría tu pluma,
aunque agradezco
tus divinos acordes.
Trénzame las cuerdas para
orquestar juntos
los humos y los placeres.
Y es como si...
fuera llegando a amarte
y no me atreviera.
Y es que contigo,
el amanecer, debiera
tener otro nombre.
En tus copas y tus frases
hallarás trémulo un beso
y sabrás con el tiempo,
cómo premia al desencanto
las mágicas respuestas
del propósito divino.
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