Ven a jugar a mis cabellos,
Cántame una canción al oído,
Un arrurú de mil cariños,
Niño hermoso de mis mañanas.
Enséñame a ver la vida de otro modo.
Regálame la sonrisa más bella
Esa que solo tus ojos oscuros me entregan.
Tu blanco rostro se cala en mi pecho
Y tu voz pueril me desboca los oídos,
Te contemplo… te admiro,
Te oigo como oye el campo a un grillo,
Y al amanecer están tus manitas
Tomando mi cintura,
Estas vaciándote en mí, mi niño.
Si mis pasos te llevan diferencia
Tantos años de pestilencia
Mi vida no tiene ese gozo
Que yo sólo en tus labios encuentro.
Me fascina, me enamora,
Cuando vas por el pasillo,
No se que es más blanco:
Si la pared o tu esplendor
De fiera agazapadora.
Ser estrella de tu cielo,
Profesora de tu curiosidad,
La mujer de tu amor primero.
¡no estas acá conmigo!
Y yo te sigo pensando
Con el más inocente cariño.